Sola, mirando a los niños del parque

Me dirigí a uno de los bancos libres que había alrededor del parque, y me senté. Después de lo que había pasado en la fiesta de las termas no tenía ganas de enfrentarme a nadie más. Pensé en Tohru, y en Kyo... Al instante, una lágrima cayó de mis ojos, sin que me diera cuenta. Rápidamente, me la quité con la mano, y me quedé mirando a los niños, felices, jugando en el parque. Sonreí tristemente, mientras me acomodaba en el banco, haciendo arrugas en mi falda.

-¡Kenta! -grité a lo lejos.
Uno de los niños que estaba en el parque se giró para mirarme y corrió hacia mí con una sonrisa abrazandome.
-Tu madre me dijo que estarías aquí -sonreí- me ha dicho que en un rato te lleve a casa.
El niño asintió y volvió a correr hacia el parque, con sus amigos y amigas. Me acerqué a los bancos, pero en aquel momento solo podía sentarme compartiendo uno con una chica de mirada triste. Era realmente linda, y aquella expresión de tristeza no le quedaba nada bien en su rostro. Me acerqué.
-¿Te importa si me siento?

Levanté rápidamente la vista para mirar al chico a los ojos. Sonreí tristemente.
-No, claro. Siéntate -dije mientras fijaba la vista en un niño que se alejaba de nosotros y se dirigía hacia su grupo de amigos.

La observé, realmente parecía triste. No me gustaba ver a las chicas así, miré a los niños, al igual que ella.
-¿Alguno es tu hermano? -le pregunté para sacar tema.

Oír la voz de aquel hizo que me despertara de mi ensimismamiento. Hice un esfuerzo por sonreir.
-No, que va. Soy hija única -le respondí mientras me giraba para mirarle a los ojos-. ¿Y tú? ¿Conoces a alguno? -le señalé a los niños con la mirada.

Sonreí levemente, al ver que ella trataba de que le viera bien.
-Si, uno de ellos es un amigo de la familia. Suelo cuidar de él -sonreí- mirando a los niños jugar con una sonisa- Son tan felices -susurré con una leve sonrisa triste.

-Y que lo digas... -dije, sonriendo de verdad por primera vez-. Parece que fue ayer cuando nosotros jugábamos ahi, tan felices como ellos están ahora -comenté, recordando mi infancia, cuando jugaba feliz con... Mi sonrisa se borró al pensar de nuevo en Kyo. No quería seguir recordándole, pero no podía evitarlo. Volví a esbozar otra sonrisa, esta más triste que la anterior-. Sí... Fueron tiempos muy felices... -dije, pensando más para mí misma.

La miré de reojo y noté algo extraño en la chica, parecía que había algo que le dolía recordar de su infancia. Sonreí tratanod de animarla.
-Es duro crezer, pero no nos queda otra. Y por eso debemos hacerlo de la mejor forma posible, siendo felices con lo que tenemos ahora.

-Sí... -animada, volví a sonreir mientras miraba a los niños del parque-. Sí, es verdad. Crecer no es malo; te hace pasar por nuevas experiencias y vas evolucionando como persona a cada paso que das -miré al chico. Sin saber cómo, había conseguido animarme. Le sonreí-. Me llamo Kagura, Kagura Soma. Encantada -me presenté.

Sonreí animado.
-Así me gusta, que sonrías sinceramente. Te ves más bonita así -dije tratando de animarla aún más- Yo soy Kaito Okawa...Espera, ¿eres Sohma? -me quedé pensativo unos segundos- me parece haber oido ese apellido antes...creo que hay algún alumno en mi escuela con ese apellido...-pensé en voz alta.